En esta conferencia tuvimos la oportunidad de organizar dos mesas redondas. La primera, titulada Conflictos olvidados en el continente africano, estuvo moderada por Vicente Garrido, director general de INCIPE. En ella participaron José Antonio Bordallo, embajador de España en Zaire (1996-1997), República Democrática del Congo (1997-2000), y Libia (2014-2017); Manuel Salazar Palma, embajador de España en Etiopía y ante la Unión Africana (2020-2023); el coronel Carlos Latorre, analista del área de análisis geopolítico en la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa, y observador militar de las Misiones de Naciones Unidas en Etiopía/Eritrea (UNMEE) y en la República Democrática del Congo (MONUC); y María Fuentenebro, experta senior de Naciones Unidas en asuntos humanitarios, paz y seguridad.
La segunda mesa redonda, titulada Conflictos olvidados en Asia: el caso de Myanmar, estuvo moderada por el coronel José Luis Calvo, director de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa en la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa. En ella participaron Emilio de Miguel, director del Centro Casa de Asia en Madrid y embajador de España en Tailandia, con concurrencia en Camboya, Laos y la Unión de Myanmar (2017-2021); el capitán de navío Eduardo Matres, analista del área de análisis geopolítico en la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa; y Antonio Ponce, reportero freelance de conflictos armados y crisis humanitarias.
Ricardo Díez-Hochleitner, secretario general de INCIPE, resalta cómo la perspectiva eurocéntrica influye en la percepción de los conflictos, clasificando como “olvidados” aquellos que no ocupan los medios ni los estudios de nuestro entorno, muchas veces por su lejanía geográfica o su falta de impacto directo en los intereses locales. Sin embargo, el aumento de conflictos cercanos, como en Ucrania y Oriente Medio, ha acentuado este olvido recientemente. Díez-Hochleitner destaca la escalada global de la violencia en los últimos años: según datos de ACNUR, actualmente una de cada seis personas enfrenta riesgos de conflicto, y en 2024 las muertes bélicas aumentaron un 40% en comparación con el año anterior. Además, muchas guerras ya no terminan en negociación, sino en victorias o derrotas claras, dejando tras de sí problemas no resueltos y tensiones latentes.
Por su parte, el DIGENPOL, TG Fernando López del Pozo, subraya la interconexión de los conflictos actuales, indicando que los eventos en un área pueden impactar a otras regiones, lo cual hace que incluso los conflictos “olvidados” tengan relevancia para Europa. Además, plantea si realmente se puede hablar de conflictos olvidados, dado que muchos de ellos, aunque menos visibles, poseen consecuencias significativas. El TG López del Pozo señala que algunos conflictos permanecen en una “situación congelada” o de baja intensidad, o simplemente no captan la atención mediática debido a su escasa relevancia económica o geopolítica. Esta “congelación” puede derivar en una desaparición discreta del problema o en un recrudecimiento en el futuro. De acuerdo con el DIGENPOL, aunque los medios se centran en destacar conflictos de interés económico o estratégico, dar visibilidad también a conflictos olvidados favorece su posible resolución. Finalmente, adelanta algunos de los casos específicos que abordarán las mesas redondas.
Conflictos olvidados en el continente africano
Durante la primera mesa redonda, titulada Conflictos olvidados en el continente africano,el embajador de España en Zaire (1996-1997), República Democrática del Congo (1997-2000), y Libia (2014-2017), José Bordallo, comparte su experiencia en la República Democrática del Congo, destacando la «maldición de los recursos» que define su historia: a pesar de su vasta riqueza mineral, el país sigue sumido en la pobreza. Explica cómo este contraste tiene raíces profundas, repasando la historia del Congo desde su explotación brutal como propiedad personal del rey Leopoldo II de Bélgica, su periodo colonial, y los conflictos internos y golpes de estado tras la independencia, hasta el contexto actual.
En su intervención, Manuel Salazar Palma, embajador de España en Etiopía y ante la Unión Africana (2020-2023), destaca que África es un continente con numerosos conflictos recurrentes, lo que explica que el 60% de las intervenciones del Consejo de Seguridad de la ONU se dediquen a esta región. Centra su análisis en el Cuerno de África, y especialmente en Etiopía, país clave para la estabilidad de esta área estratégica, atravesada por rutas marítimas, oleoductos y cables submarinos esenciales para el comercio global.
Etiopía, único país en África que nunca fue colonizado, enfrenta un complejo escenario de conflicto y postconflicto: aunque ha logrado un periodo de relativa paz en el norte, persisten tensiones violentas en las regiones de Amara y Oromia. La pérdida de su salida al mar, que ahora depende de un acuerdo con Djibouti, es una fuente de «trauma» nacional, especialmente entre la clase política etíope. Además, Etiopía enfrenta tensiones fronterizas con Somalia, Sudán del Sur, Eritrea y Kenia, lo que dificulta garantizar la estabilidad debido a la porosidad de sus fronteras. Por último, el ponente subraya la relevancia del asunto de la relación con Egipto respecto a la Gran Presa del Renacimiento Etíope.
En su intervención, Cor. Carlos Latorre, analista del área de análisis geopolítico en la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa, y observador militar de las Misiones de Naciones Unidas en Etiopía/Eritrea (UNMEE) y en la República Democrática del Congo (MONUC), centra su intervención en explicar los conflictos tanto en Etiopía como en el Congo.
En el caso de Etiopía y Eritrea, explica que el conflicto se originó en 1998 debido a disputas fronterizas que llevaron a la ONU a establecer una zona desmilitarizada que no se materializó hasta 2008. En 2018, tras años de tensiones, se restablecieron relaciones diplomáticas entre ambos estados, y la franja en disputa fue cedida a Eritrea. Esto generó descontento entre las etnias del Tigray y desencadenó una revuelta interna en Etiopía. Latorre destaca la voluntad de ambas naciones por alcanzar un entendimiento. En contraste, en el Congo persiste la inseguridad, alimentada por la explotación ilegal de recursos como el coltán, en el contexto de la revolución tecnológica. Desde 2004, la ONU se concentra en el este del país, donde la influencia de Ruanda afecta la estabilidad de la región de los Grandes Lagos. Latorre señala que la misión de la ONU plantea un plan de transición para que el ejército congoleño asuma la seguridad, retirándose de las regiones de Kivu y desmilitarizado Ituri. Latorre concluye que, mientras en Etiopía y Eritrea el conflicto ha evolucionado desde disputas territoriales hacia luchas étnicas internas, en el Congo la conflictividad parece ser constante y persistente.
Para concluir el turno de intervenciones de la primera mesa redonda, María Fuentenebro, experta senior de Naciones Unidas en asuntos humanitarios, paz y seguridad, ofrece la perspectiva de Naciones Unidas, centrándose en el conflicto entre Sudán y Sudán del Sur. Fuentenebro destaca el retroceso en el proceso de paz desde abril de 2023. Subraya que el pilar de paz y seguridad de la ONU y su componente humanitario han experimentado fuertes recortes de fondos desde finales de 2023, lo cual ha generado un resurgimiento de conflictos que antes mostraban signos de estabilización. Este recorte presupuestario ha obligado al cierre de misiones de paz, como MONUSCO en el Congo, aun cuando las condiciones sobre el terreno no son favorables para ello. Además, la reducción de personal implica que los oficiales asuman múltiples responsabilidades, afectando la especialización y efectividad en las distintas áreas de las misiones.
María Fuentenebro advierte que estos recortes elevan la incertidumbre sobre la estructura y sostenibilidad futura de las misiones de la ONU, ya que se está perdiendo el enfoque en la paz a largo plazo. Señala la necesidad de fortalecer el nexo entre ayuda humanitaria y desarrollo sostenible en contextos de paz duradera, un vínculo que, según ella, se ha debilitado recientemente.
Al concluir las intervenciones de los ponentes, se abrió un turno de preguntas en el que pudieron participar tanto los asistentes presentes en la sala como aquellos que participaban de manera virtual, abordando diversos aspectos tratados durante la mesa redonda. Este intercambio de ideas y perspectivas permitió ampliar el conocimiento compartido y enriquecer la discusión en el marco de los conflictos olvidados en África antes de dar por finalizada la sesión.
Conflictos olvidados en Asia: el caso de Myanmar
La segunda mesa redonda, titulada Conflictos olvidados en Asia: el caso de Myanmar, estuvo enfocada en analizar de forma específica el conflicto birmano. El primero en tomar la palabra fue Emilio de Miguel, director del Centro Casa de Asia en Madrid y embajador de España en Tailandia, con concurrencia en Camboya, Laos y la Unión de Myanmar (2017-2021), destacó la importancia del Tatmadaw (ejército birmano) y las dinámicas de centro-periferia para entender el conflicto. El Tatmadaw, originado en los 30 thakins, ha estado en conflicto con diversas minorías étnicas desde la independencia de Birmania en 1947. A pesar de breves períodos de democratización impulsados por gobiernos militares, como la constitución de 2008, el golpe de Estado de 2021 evidenció las tensiones persistentes con el principal partido de la oposición, la Liga Nacional para la Democracia.
De Miguel también enfatizó el impacto de la colonización británica en la configuración de identidades étnicas, donde las divisiones fluidas se clasificaron de acuerdo a estándares rígidos. Además, los británicos gobernaron las áreas bamar sin intermediarios, mientras que en las regiones periféricas utilizaron jefaturas tradicionales, lo que generó disparidades en el sistema de gobierno preferente tras la independencia de Birmania. Esta dinámica centro-periferia no ha dejado de empeorar desde entonces.
En su intervención, CN Eduardo Matres, analista del área de análisis geopolítico en la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa, analiza la situación en Birmania tras el golpe de Estado de 2021, donde la oposición al Tatmadaw ha crecido significativamente, dando lugar a la formación de al menos 15 ejércitos, y a la creación de las Fuerzas de Defensa del Pueblo por parte de la oposición democrática. Matres señala que no todas las facciones de la oposición tienen una visión unificada para el futuro del país; las facciones del norte tienden hacia un enfoque más autoritario, mientras que las del sureste muestran mayor disposición hacia un modelo democrático federal. Después de un año y medio de estancamiento en el conflicto, en octubre de 2023 se produjo una ofensiva coordinada por tres ejércitos que ha fortalecido la posición de los rebeldes. Respecto a los efectos del conflicto, el ponente destaca su impacto económico devastador. Además, la guerra ha disminuido la fuerza laboral del país. Los grupos rebeldes han tomado el control de varias ciudades fronterizas, lo que ha facilitado el tráfico ilícito, especialmente de opio. El CN Matres finaliza mencionando la influencia de grandes actores internacionales, como China, Estados Unidos, Rusia, la ASEAN y la Unión Europea, que juegan roles complejos en este conflicto.
Antonio Ponce, reportero freelance de conflictos armados y crisis humanitarias, cerró la segunda mesa redonda poniendo el foco en los serios retos internos y externos que enfrenta Birmania en el contexto actual de crisis humanitaria. Entre los desafíos internos, destaca la existencia de aproximadamente 3.5 millones de desplazados internos. Además, la infraestructura del país, históricamente deficiente, ha sido severamente deteriorada debido a la estrategia de «tierra quemada» del Tatmadaw, que convierte a los emplazamientos civiles en objetivos militares. Esta falta de infraestructura se agrava por la orografía y geografía del país, lo que dificulta el acceso y la distribución de ayuda humanitaria. Además, se menciona una política de limpieza étnica que es observable a través de imágenes satélite, evidenciando la magnitud del problema. En cuanto a los retos externos, Ponce menciona el desamparo legal de los refugiados birmanos, debido a que la mayoría de los países de la ASEAN no reconocen su estatus. También señala que países como China, Tailandia y Bangladesh muestran simpatía hacia la junta militar, con escasas sanciones efectivas que podrían presionar a un cambio en sus políticas. Este escaso compromiso se extiende a las organizaciones políticas internacionales, que también han sido ineficaces en su respuesta.
Finalmente, Antonio Ponce ofrece varias recomendaciones para mejorar la situación humanitaria en Birmania: aumentar la concienciación y visibilidad del conflicto a nivel internacional, implementar sanciones efectivas tanto en armamento como en aspectos económicos, y fomentar un mayor compromiso político por parte de los actores internacionales.
Al concluir las intervenciones de los ponentes, se dio paso al segundo debate de la sesión, en el que los participantes presenciales y aquellos que nos acompañaban de forma virtual formularon sus preguntas a los ponentes de esta segunda mesa redonda.
Clausura del seminario
Para la clausura de este seminario, el director general del INCIPE, Vicente Garrido, y el director de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa en la Secretaría General de Política de Defensa del Ministerio de Defensa, José Luis Calvo, ofrecieron unas breves palabras, subrayando las conclusiones del encuentro.
Lucía Rodríguez