Sudán, entre la esperanza y el conflicto

El 26 de junio de 2023, INCIPE celebró el evento virtual titulado Sudán, entre la esperanza y el conflicto, con la participación de Alberto Ucelay, embajador de España en Sudán entre los años 2018 y 2021, y director general para el Magreb, Mediterráneo y Oriente Próximo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. El encuentro fue presentado por el embajador y secretario general del INCIPE, Manuel Alabart. Tras la ponencia, se inició una ronda de preguntas moderada por Vicente Garrido, director general del INCIPE.

El 26 de junio de 2023, INCIPE celebró el evento virtual titulado Sudán, entre la esperanza y el conflicto, con la participación de Alberto Ucelay, embajador de España en Sudán entre los años 2018 y 2021, y director general para el Magreb, Mediterráneo y Oriente Próximo en el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación. El encuentro fue presentado por el embajador y secretario general del INCIPE, Manuel Alabart. Tras la ponencia, se inició una ronda de preguntas moderada por Vicente Garrido, director general del INCIPE.

Alberto Ucelay inició su intervención explicando la situación actual de Sudán, destacando que ha sido un país de acogida de refugiados desde antes incluso del estallido de esta reciente crisis, y subrayando su trascendencia estratégica, debido a su posición entre el Sahel y el Cuerno de África. En segundo lugar, señaló las dos coordenadas sobre las que se desarrollaría su ponencia: la esperanza y el conflicto.

Respecto a la esperanza, recordó que este último intento por traer la democracia, la libertad y el progreso al país, que comenzó en el año 2019, venía precedido de tres intentos más que se vieron frustrados por golpes militares en los años 1956, 1964 y 1985. Ucelay argumentó que Sudán no tiene por qué estar condenado al fracaso una cuarta vez, y que la comunidad internacional tiene que ayudar a la consolidación democrática en el país. A continuación, destacó las tres fases del conflicto actual, que en 2019 comenzó con una revolución encendida por una serie de manifestaciones, y que llevó al líder del ejército, el general Burhan, y a Hemedti, líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido, a derrocar a Omar al-Bashir, dictador de Sudán durante 30 años. Esta revolución culminó en un acuerdo político en julio de 2019, para el que mediaron la Unión Europea, Etiopía y las Naciones Unidas. A este acuerdo se le unió otro proceso de paz, en agosto de 2020, que trataba de cerrar los conflictos locales que había en el país desde hacía décadas. Y es en este momento, explica Ucelay, en el que se altera el acuerdo de 2019 y empiezan a surgir los problemas para encontrar una senda democrática, y para pasar de la revolución al capítulo institucional.

Aquí entra en juego el conflicto. Este enfrentamiento se desarrolla entre dos polos; que son la figura militar, el general Burhan, jefe de las fuerzas armadas, y Hemedti, líder de las fuerzas paramilitares. Es un conflicto entre centro y periferia, entre los que siempre han tenido el poder y los demás, destaca Ucelay. Explica, además, una serie de errores que se sucedieron, como son la falta de un marco para los partidos políticos y la falta de un trascendental programa DDR de desarme, desmovilización y reintegración. Asimismo, señala las tareas pendientes que quedan por hacer en el país, que son una reforma económica, una reforma educativa y una reforma de los medios de comunicación.

Por último, Ucelay señala las lecciones aprendidas, que se centran en la necesidad de respetar los acuerdos fundamentales a los que se llegó al inicio del periodo de la transición, y no cambiarlos para adaptarse a las circunstancias; asegurar las libertades civiles y políticas, y las garantías penales y procesales; y la necesidad de que el FMI y el Banco Mundial tengan instrumentos preparados para transiciones africanas en este ámbito, además de que haya una implicación real por parte de la Unión Africana y de la Liga Árabe.

Respecto a los pasos a seguir en un futuro, señala la importancia de la mediación de Estados Unidos y Arabia Saudí en un alto al fuego, de buscar el acuerdo político, y de no olvidar que este proceso debe tener pilares sudaneses, pero con apoyo de la comunidad internacional.

Al final de la sesión tuvo lugar un debate, en el que los participantes formularon algunas preguntas sobre temas como la desestabilización de la región que puede suponer este conflicto, debido a lo cual la mediación y la buena gestión de la crisis de refugiados deben tener un papel clave. Se habló sobre la posible independencia de Darfur y sobre las bandas yanyauid, señalando la importancia de evitar la polarización y conseguir integrar a todas las regiones del país. Se debatió, además, acerca del papel de España y sobre cómo se debe evitar que un conflicto que aún es militar-paramilitar se convierta en civil. Y por último, se mencionó cómo se debe rechazar y evitar la desestabilización que supone la presencia de milicias como el Grupo Wagner.

Elena Ferro