El coronel Planelles comenzó su intervención repasando la presencia militar internacional en Afganistán en los últimos 20 años y los acontecimientos recientes propiciados a raíz de la salida de las tropas internacionales. La reciente presencia militar internacional en el país se remonta a partir de los atentados del 11 de septiembre de 2001. En diciembre de ese mismo año el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas autorizó el despliegue de la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, Resolución 1386, permitiendo el acceso de estas fuerzas a Kabul y alrededores. Finalmente el despliegue acabó expandiendo a todo el país.
España se une a esta iniciativa de las Naciones Unidas en enero de 2002 en el marco de la operación ISAF (Fuerza Internacional de Asistencia a Afganistán), desplegando de 350 militares en Kabul y, posteriormente, ampliandóse su presencia en las provincias del oeste de Afganistán. A lo largo de estas dos décadas España ha desplegado más de 27.000 soldados, suponiendo un considerable esfuerzo militar. Asimismo, el coste humano ha sido elevado, como bien recuerda el coronel Planelles. Noventa y siete soldados españoles, tres guardias civiles y dos intérpretes han fallecido en el trascurso de la operación.
El propósito del despliegue militarer era preparar a las fuerzas afganas para que asumieran la responsabilidad de la seguridad en todo el país a través de actividades TAA (Train-Advise-Assist), que dotaban a las fuerzas afganas de entrenamiento, asesoramiento y asistencia. La última fase de esta misión se inició en enero de 2015 con la operación Resolute Support, dirigida por la OTAN. El coronel Planelles señala que estaban satisfechos con las mejoras de las fuerzas afganas, las cuales fueron significativas: “pensábamos que iban a poder asumir sus responsabilidades por sí mismas”.
Paralelamente, las tropas estadounidenses desarrollaron su propia misión de combate, denominada Freedom’s Sentinel, en la que combatían directamente a las fuerzas talibanes y a Al Qaeda. Durante la Administración Trump se iniciaron conversaciones secretas con los talibanes para tratar de alcanzar un alto al fuego, finalmente acordado en febrero de 2020 entre los Estados Unidos y los talibanes. El coronel Alfonso Álvarez Planelles destaca cuatro puntos clave de este acuerdo. En primer lugar, se pacta que los talibanes no ataquen a las fuerzas internacionales, ya que era fundamental que no hubiera bajas; lo cual se cumplió. En segundo lugar, tenían que iniciarse conversaciones intra-afganas para dar lugar a un alto al fuego, las cuales se iniciaron de manera muy lenta y tardía. En tercer lugar, se acordó la retirada de las tropas americanas y aliadas en 14 meses, fijando el 1 de mayo de 2021 como fecha de salida, siempre que se cumplieran ciertas condiciones estipuladas por los estadounidenses. Por último, se pactó la liberación de prisioneros, lo cual no agradó al Gobierno afgano, que tuvo que liberar a 5.000 militantes.
En diciembre de 2020 el presidente Trump reduce la presencia estadounidense a 2.500 soldados en todo el país, sentando las bases para el fin del despliegue militar del 1 de mayo del 2021. Finalmente, tanto EE.UU. como la OTAN acuerdan en abril 2021 dar por finalizada la operación Resolute Support; considerando que las condiciones son suficientes para abandonar el país. Para ello, se fija el 11 de septiembre (coincidiendo con el vigésimo aniversario de los atentados) como fecha límite parala evacuación del personal desplegado.
El repliegue se inicia inmediatamente, bajo el consejo del general Miller, jefe de las operaciones Resolute Support y Freedom’s Sentinel, quien repetía la frase “Speed is our friend”. El resto de países con tropas desplegadas fueron saliendo de manera ordenada y sin presión por parte de los talibanes. Cabe destacar que se creía que las tropas afganas estaban bien dotadas y, además, contaban con el apoyo aéreo de Estados Unidos para seguir combatiendo a los talibanes.
En agosto de 2021 los talibanes iniciaron su esperada ofensiva de verano. El coronel Planelles recuerda observar con sorpresa que éstos avanzaron sin ninguna oposición, sin presencia del ejército afgano ni de la policía y, finalmente, sin la oposición del Gobierno. Ante la pérdida de seguridad, las embajadas occidentales comenzaron la evacuación inmediata al aeropuerto de Kabul. Paralelamente a la salida del personal diplomático extranjero se plantea el problema de la evacacuación de colaboradores afganos y refugiados. El aeropuerto Hamid Karzai se convierte en la única vía de escape para miles de ciudadanos, probocando importantes problemas de seguridad y desencadenando en incidentes que ponían en riesgo la operación de rescate.
Estas circunstancias obligaron a implementar de forma inmediata una operación militar cuyo objetivo era, en primer lugar, evacuar al personal español desplegado en el país. Además, el operativo pretendía evacuar de manera ordenada y organizada el mayor número de refugiados afganos.
María de Alfonso