Hay muchos factores que contribuyen a la actual política exterior turca, siendo algunos de ellos la importancia histórica, la tradición estatal y la ubicación geográfica. Turquía se encuentra inmersa en una situación compleja, que hace que el país lleve a cabo una política exterior activa a fin de estabilizar el país. Estas políticas se clasifican en dos ramas principales: la acción emprendedora y la acción humanitaria. Por un lado, la política exterior emprendedora está basada en proyectos económicos y estratégicos que han resultado muy exitosos en algunas regiones de América Latina y África, sin olvidar los planes emprendidos junto a sus socios más tradicionales como Europa y Oriente Medio. Por otro lado, la acción humanitaria de Turquía es incuestionable. En ese sentido, el país está presente en 240 misiones extranjeras, además de ser considerado el quinto país más contribuyente en términos de ayuda humanitaria. Como resultado de la primavera árabe de 2011, Turquía se ha convertido en uno de los países que más refugiados ha acogido en los últimos años –aproximadamente 5 millones-, la mayoría provenientes de Siria.
Desde un contexto de guerra fría en 1952, fecha de su adhesión a la OTAN, hasta nuestros días, Turquía se caracteriza por ser un miembro activo en la organización, así como también dentro del marco de Naciones Unidas. El país sigue confiando en las instituciones internacionales como forma de impulsar y llevar a cabo cambios en la sociedad internacional pero, también aboga por nuevas reformas en el seno de las Naciones Unidas. Además, cree en la mediación y en el discurso como medio pacífico para la solución de conflictos. Por otro lado, la situación geográfica de Turquía por el Este rozando las fronteras europeas coloca a Turquía en una ubicación ventajosa, razón por la cual ha estado intentando desde 1969 convertirse en miembro de la Unión Europea, sin éxito aparente hasta ahora. No obstante, el Estado es el quinto mayor contribuyente a la economía de la Unión Europea. Del mismo modo, el papel de Turquía ha desempeñado en colaboración con la UE en el contexto de la crisis migratoria ha sido muy significante y positivo, por ejemplo, acogiendo a refugiados que llegaban a las costas griegas y de la Unión Europea.
Otra cuestión de especial relevancia es la actual situación entre Estados Unidos e Irán. Las sanciones que Estados Unidos ha impuesto a Irán tras la salida del acuerdo nuclear también han afectado a sus países vecinos, entre los cuales se encuentra Turquía, que se persona como un gran aliado de Teherán en la región. Este hecho pone al gobierno de Erdogan en una situación más complicada debido sobre todo a la creciente polarización que se está gestando en Oriente Medio. La guerra civil siria es un ejemplo más de esta división, dado que Turquía es la única nación que ha enviado tropas terrestres al territorio sirio a fin de imponer equilibrio.
Las decisiones de Estados Unidos también han contribuido a las relaciones entre Turquía y Rusia. La retirada de tropas estadounidenses en Siria propició el vacío idóneo para que otras potencias como Rusia ocuparan el espacio para crear áreas de influencia a fin de acceder y ganar un mayor poder sobre los recursos sirios. Además, China por su parte ha aumentado su presencia en el Mediterráneo con su nueva iniciativa One belt one road. El futuro de la política exterior de Turquía es difícil de predecir debido a la situación compleja en la que el país se encuentra inmerso. No obstante, sí existe certeza en los objetivos de la administración de Erdogan la cual es firme en sus compromisos e ideales. Asimismo, la posición de Europa y Estados Unidos será determinante a la hora de vaticinar un futuro más o menos favorable en el territorio turco.
Nereida Pérez