Para entender las crisis actuales en Oriente Próximo, se debe observar no sólo acontecimientos recientes o incluso los acontecidos en los últimos cincuenta años, sino que debemos retrotraernos al colapso del Imperio Otomano. Tras el final de la Primera Guerra Mundial y la posterior caída de dicho Imperio, las potencias de Europa occidental dividieron el territorio, cuyo resultado fue una región altamente polarizada, siendo escenario de múltiples conflictos a lo largo de las últimas décadas. Las tensiones actuales en Oriente Medio son, en parte, fruto de los procesos de radicalización del Islam promovidas por organizaciones terroristas como Al Qaeda y más recientemente Daesh. El primer paso para una efectiva pacificación de Oriente Próximo es identificar a los actores regionales, sean o no estatales, y analizar sus razones subyacentes.