a desinformación o la información falsa, pese a ser una cuestión de máxima actualidad, su uso se remontan muchos años atrás. Recientemente han experimentado un incremento, favorecido por el uso de nuevas tecnologías asociadas al desarrollo de los medios electrónicos y de las redes sociales. Las numerosas campañas de desinformación llevadas a cabo en Estados modernos resultan más eficaces en sistemas democráticos ya que estos garantizan libertad de prensa e información, según recoge la Resolución 59 de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Aunque la desinformación es un problema que afecta a muchos países de manera distinta, ha llegado a tener carácter global; India, Italia, México o Brasil son solo algunos ejemplos de estas herramientas que desestabilizan las democracias. Otra de las principales dificultades que ha alimentando esta situación es el uso de redes sociales. Si bien es un cauce de información que nació como un medio neutro, lo cierto es que se ha convertido en un gran negocio para organizaciones de todo tipo ya sean gubernamentales, civiles u otros actores no estatales, como grupos terroristas. La propaganda y la información falsa que circula en la red es infinita y tiene como objetivo final llegar al mayor número de personas, producir ruido y, finalmente, ejercer un control sobre la opinión pública. El uso de medidas tradicionales para regular las redes sociales puede ser el camino para conseguir esa neutralidad que se pretende.
Durante el Desayuno de Trabajo se ha enfatizado el hecho de que la manipulación informativa es un problema del que aún no somos realmente conscientes y al que no damos la importancia que merece. Para contrarrestar los efectos de la desinformación debemos establecer primero cuál es el verdadero desafío al que nos enfrentamos y abrir muchos más puentes entre las diversas fuentes de información. Para combatir todo ello, algunas de las soluciones democráticas pasarían por priorizar aquellos medios de información que se consideren más legítimos; estableciendo grupos de trabajo entre gobiernos, medios de comunicación y sociedad civil con el objetivo de que la información sea fiable y veraz. Este proceso debería ser liderado por la ciudadanía en un ejercicio de responsabilidad para con la gran cantidad de información que recibimos a diario.
Andrei Rosca