La nueva Estrategia de Seguridad Nacional responde a la necesidad de adaptarse a la creciente complejidad del actual panorama de la seguridad. Siendo la tercera estrategia que se elabora desde el año 2011 en España, también resulta ser la más detallada y extensa en cuanto a su contenido. De este modo, el documento adopta una nueva perspectiva de la estructura de seguridad: a los pilares ya consolidados, tales como los servicios de inteligencia, fuerzas de seguridad y servicio de acción exterior, se le añade uno nuevo; la implicación y toma de acción desde la Presidencia del Gobierno.
Durante la ponencia, se examinaron los seis capítulos que conforman el documento y que abarcan desde el análisis del perfil de España y su posición en el contexto internacional, hasta la especificación de las principales amenazas, ámbitos de seguridad y líneas de acción. Así, se distinguen cinco amenazas: los conflictos armados, terrorismo, crimen organizado, proliferación de armas y el espionaje. A ellos, el documento de 2017 añade nuevos desafíos a los ya establecidos en la anterior estrategia de 2013, entre los cuales cabe destacar la seguridad del espacio aéreo y ultraterrestre, del medio ambiente, y frente a pandemias y epidemias.
Además de este repaso ilustrativo del documento, se abordó de forma crítica la difusión que se le ha dado al mismo; si bien es cierto que es conocido a nivel académico, se hace necesario implementar medidas que difundan esta nueva perspectiva a todos los sectores de la población, pues se considera la participación de la sociedad una parte clave de la estrategia. Asimismo, resulta de vital importancia abrir la puerta a otras medidas, como por ejemplo, promover la adaptación de la legislación a estas amenazas; iniciativas que ya se dan en muchos de nuestros socios europeos, y que en España todavía no ha sido una prioridad. En definitiva, la efectiva defensa de nuestra seguridad requiere de madurez política y legislativa, en un marco de cooperación internacional.
Silvia Prada