Para comenzar, se trató la cuestión de cómo la globalización lleva el concepto de nacionalismo a un país y supone un vehículo para el asentamiento del extremismo violento. Esto ocurre porque, tras incorporar una población al proceso de interacciones globales, siempre hay colectivos que se sienten marginados. Éstos normalmente proceden de la clase media, que no puede beneficiarse de la participación de su país en la economía y política mundiales. Así mismo, junto al colectivo perteneciente a clases sociales más bajas, pueden sentirse un poco olvidados por su gobierno, al cual consideran distraído por las cuestiones exteriores en lugar de tratar de mejorar la situación interna de su propio país.
Ante estos fuerte poderes autoritarios, sería beneficioso continuar desarrollando y promoviendo la cooperación entre entidades como la Unión Europea y países como Japón (que acaban de introducir nuevos pasos para lograr una economía más integrada) y la armonización, a fin de alcanzar un progreso en relación a las cuestiones que requieren soluciones multilaterales (como el medioambiente, entre ellas). Además, y a fin de evitar el populismo perjudicial en lugares de hiper-globalización, resulta necesario involucrar a la población que se siente marginada. Por ejemplo, el gobierno debería tomar medidas para incrementar el salario mínimo. Esta se trata de la única forma de continuar globalizando y manteniendo la democracia intacta.
Finalmente, y para cerrar el Desayuno de Trabajo, se contemplaron las cuestiones de la crisis de Corea del Norte y el rol de China, Estados Unidos y Rusia, así como las implicaciones de la iniciativa de China “Un Cinturón, Una Ruta”.
Beatriz Martínez-Falero Arrabé