La Unión Europea como actor global: presente y futuro

El 16 de septiembre INCIPE inauguró el IV Ciclo de Encuentros Digitales Grandes Potencias, edición dedicada monográficamente a la Unión Europea. El evento, titulado La Unión Europea como actor global: presente y futuro, contó con la ponencia de Felipe González, presidente del Gobierno de España (1982-1996) y presidente del Consejo Europeo (1989 y 1995). Este encuentro inaugural fue presentado por el secretario general de INCIPE y embajador de España, Manuel Alabart y, tras la ponencia, se celebró una ronda de preguntas moderada por Vicente Garrido, director de INCIPE.

Felipe González comienza la ponencia rememorando el proceso del ingreso español en la Unión Europea. En este contexto, recuerda que la negociación del ingreso a la Unión Europea fue afrontada en su momento no sólo con una visión de necesidad, sino como vocación, remarcando el compromiso español con Europa previo a su pertenencia en la Unión, que trascendía los intereses nacionales. Además, hizo énfasis en que la relación transatlántica con Estados Unidos no sólo se desplegará en el Atlántico Norte, sino que propulsará una relación triangular fortaleciendo vínculos con América Latina.

El expresidente González cuestiona si realmente se puede hablar de la Unión Europea como gran potencia -aludiendo al título del ciclo al que pertenece este evento- exponiendo si tal vez sería más apropiado hablar de círculos de influencia o de actuación. De todos modos, advierte que si Europa quiere un papel relevante en el plano global es de vital importancia que actúe de manera unificada en materia de política exterior, especialmente teniendo en cuenta el papel de China o Estados Unidos en la actualidad: “si la Unión Europea no actúa coordinadamente y con una sola proyección exterior (…), la Unión Europea pierde significación, y cada país por sí solo es absolutamente insignificante”. Felipe González enfatiza así que es precisamente su carácter de unión lo que convierte a la Unión Europea en una actor relevante, no la capacidad de los estados miembros individuales. El expresidente demuestra que, en cuanto al rol de Europa en el contexto geopolítico actual, la unión hace la fuerza.

Es posible fortalecer el rol de Europa en la política global, lo cual requiere aprender de la historia. En esta línea, Felipe González señala que la “mayoría de edad” de la Unión Europea justifica que tenga que enfrentarse a los problemas emergentes. En este caso rememora la crisis financiera que comenzó en 2007-2008 como un punto clave de la historia, suponiendo un antes y un después. La percepción de esta crisis como un problema periférico o exclusivo de los Estados Unidos inicialmente significó una reacción deficiente en la Unión Europea mientras la crisis se extendía globalmente. Así, cuando la Unión Europea actúa por impulsos nacionales (ejemplificado recientemente en los comienzos de la pandemia global de COVID-19, con la carrera por obtener mascarillas), es infinitamente menos eficiente que cuando actúa por intereses comunes y de manera coordinada (observado en el desarrollo de la pandemia con la aplicación de las vacunas).

Esta importancia de la coordinación se puede extrapolar a otros retos y áreas de actuación. Por ejemplo, en materia energética, Felipe González señala que aún no se divisa una estrategia realmente unificada en respuesta al cambio climático, ya que por ahora cada país trata de superar los obstáculos individualmente.

Por último, en cuanto a la posibilidad de creación de un ejército europeo (una idea enmarcada en el discurso de autonomía estratégica e impulsada fervientemente por actores como Jean Claude Juncker), Felipe González declara que “Europa no tendrá un ejército europeo”. Como alternativa, destaca la posibilidad de unidades de actuación estratégicas en el seno de la OTAN. Al pertenecer a esta alianza militar, debería usar los recursos presentes en ella para negociar la creación de unas fuerzas de intervención rápida cuando fuera necesario para amenazas concretas.

María de Alfonso