La sesión se desarrolló en español y congregó a una audiencia interesada en comprender la postura de EE.UU. frente a los efectos de la crisis del petróleo en su industria. Para ello, contamos con la participación del gobernador Bill Richardson, embajador de los Estados Unidos ante las Naciones Unidas (1997-1998) y secretario de Energía de los Estados Unidos (1998-2001). Durante la sesión, Bill Richardson presentó un análisis detallado de los factores que llevaron al estallido de la crisis petrolera. Se destacó especialmente el caso de EE.UU., explicando las principales respuestas de su gobierno para paliar los efectos de esta crisis en su industria petrolera.
El ponente inició su intervención contextualizando la actual crisis del petróleo, marcada por el histórico desplome del precio del crudo a valores negativos el 20 de abril de 2020. Este fenómeno fue el resultado de la acumulación de varios factores: la revolución de la industria shale en Estados Unidos, que convirtió al país en un exportador neto; las tensiones dentro de la OPEP+, especialmente entre Arabia Saudí y Rusia; y la reducción de precios que afectó a los principales productores desde 2014. La llegada de la pandemia del COVID-19 aceleró el colapso provocado por esos factores iniciales.
De acuerdo con Richardson, el auge del petróleo shale trajo beneficios para los consumidores globales y permitió a EE.UU. proyectar una imagen de independencia energética. Sin embargo, el confinamiento provocado por la pandemia hundió la demanda, provocando el cierre de mercados. Además, el ponente señala que mientras países como EE.UU. enfrentan grandes dificultades, Arabia Saudí se impone como el más preparado para salir fortalecido de la pandemia en términos económicos, políticos y geopolíticos, gracias a su sólida reserva fiscal y su gran capacidad de endeudamiento.
El presidente Donald Trump ha buscado aplicar medidas para mitigar esta crisis, como la propuesta de compra de crudo para la reserva estratégica del país que finalmente fue rechazada por el congreso. Además, Trump ha intentado restaurar la mediación entre Arabia Saudí y Rusia para reinstaurar acuerdos dentro de la OPEP+. También se propuso brindar préstamos a la industria petrolera a través de la Reserva Federal. El ponente subraya que las soluciones propuestas por el gobierno estadounidense eran paliativas y no abordaban las vulnerabilidades estructurales de la industria shale en el mercado global.
Finalmente, el ponente destaca las incertidumbres sobre el futuro de la industria petrolera estadounidense. Aunque el levantamiento del confinamiento podría reactivar la demanda de gasolina y, por tanto, paliar la crisis petrolera actual, factores como el auge de las energías renovables cuestionan la viabilidad del petróleo shale a largo plazo.
La sesión concluyó con un debate donde los participantes pudieron plantear preguntas sobre los temas tratados. Este intercambio subrayó la relevancia de comprender la posición actual de la industria petrolera estadounidense ante la crisis y sus consecuencias a largo plazo.
Lucía Rodríguez