Estructura del Orden Internacional en la actualidad

Bajo el título Estructura del orden internacional en la actualidad, INCIPE celebró el pasado 5 de octubre de 2017 un seminario cuya inauguración corrió a cargo de José Lladó, Presidente del INCIPE; el Almirante Juan Francisco Martínez Núñez, Secretario General de Política de Defensa, Ministerio de Defensa; y Javier Solana, Presidente del Centro para la Economía Global y Geopolítica (ESADE).

La globalización y la creciente integración de diversas comunidades del mundo han proporcionado beneficios a determinadas poblaciones, tales como la posibilidad de expandir comercios. No obstante, han generado una serie de problemas globales que exigen la intervención internacional del resto de países. De ese modo, la cooperación global se constituye como un factor esencial de la actualidad, así como la necesidad de alcanzar un consenso entre naciones y comunidades.

Uno de los problemas relevantes recae en Estados Unidos y Reino Unido, países que han instigado dicha globalización y necesidad de cooperación internacional y que sin embargo, rechazan la posibilidad de ceder oportunidades para lograr una colaboración internacional efectiva. Los crecientes desafíos de carácter global, como el posicionamiento de China como potencia económica mundial, la postura de Rusia de cara al panorama internacional o la proliferación de armas nucleares, hacen que la colaboración y coordinación de capacidades sea cada vez mayor y más necesaria. Por otro lado, se han producido avances en el mundo, entre los que cabe destacar los progresos en países de Oriente Medios que los aproximana a la sociedad moderna.

El orden multipolar, los nuevos actores geopolíticos mundiales:
Elena Gómez Castro, Directora General de Política de Defensa (DIGENPOL), Ministerio de Defensa; Rafael Calduch, Catedrático de Relaciones Internacionales; y Felipe Sahagún, periodista y miembro del Consejo Editorial del diario El Mundo participaron como ponentes en la primera mesa redonda.

El entendimiento de los acontecimientos históricos del pasado es esencial para prepararse para el futuro. De ese modo, para poder entender la política de defensa actual de Europa, es preciso analizar y conocer los efectos de la Guerra Fría, punto que marcó el nuevo orden mundial. Esto no implica, sin embargo, el abandono de la intervención militar, cuyo papel sigue siendo relevante para tratar fenómenos globales como el terrorismo, la piratería o el crimen organizado, cuyas consecuencias adoptan un carácter transfronterizo donde la cooperación entre estados es fundamental. A fin de adoptar decisiones y soluciones adecuadas, la cooperación internacional exige el multilateralismo entre las organizaciones e instituciones más relevantes del mundo, como las relaciones e intercambio de prácticas entre la OTAN y la UE que, con la participación de terceros países, incrementan su capacidad para afrontar los desafíos globales. Pese a que la UE siempre ha tenido problemas de generación de fuerzas, siempre ha manifestado su voluntad de adoptar soluciones diplomáticas y políticas.

Todo esto adquiere una mayor complejidad ante la formación de un nuevo orden social y el individualismo masivo, marcado por el uso de las nuevas tecnologías, Internet y las redes sociales. Esto ha infliudo en la forma en la que las sociedades actuales interactúan, tanto en el seno de los propios estados como a nivel internacional. Así mismo, las nuevas tecnologías han permitido la oportunidad de comunicarse e intercambiar información de manera instantánea y directa, pero también descentralizada (lo que supone un menor control estatal), ilimitada y barata. Por lo tanto, la globalización digital permite una sociedad sin fronteras espacio-temporales, lo que implica un incremento del poder del individuo en cuanto a asuntos nacionales e internacionales. Y pese a que esto puede manifestarse en la facilitación de los movimientos políticos y sociales de masas (con o contra el gobierno o cualquier entidad), también se abre la puerta a nuevos desafíos a la seguridad.

Amenazas recientes como los ciberataques señalan que los gobiernos nacionales deben dirigir sus esfuerzos a reforzar su política exterior y la interacción de la misma con otros estados, más que a centrarse exclusivamente en la dimensión interior. De ese modo, el sistema actual y global de los gobiernos tangibles se aprovecha de los avances tecnológicos en materia de comunicación y transparencia, que sin embargo implica, al mismo tiempo, la posibilidad de poner en riesgo el sistema con la aparición de un nuevo orden socio-económico o geopolítico.

Entre los actores con mayor influencia sobre las amenazas mundiales, destaca el papel ejercido por la UE y la OTAN, que coordinan su labor para el desarrollo de actividades militares conjuntas, a fin de incrementar su capacidad para actuar en situaciones globales que requieren soluciones militares tangibles. De igual modo, actores relevantes como el nuevo Presidente estadounidense Donald Trump, están creando distintas narrativas a través de la manifestación de sus propias opiniones sobre cuestiones internacionales a través de redes sociales. Así, los poderes mundiales tienen un menor control sobre la difusión de información y hay información que se pierde por la retórica alarmista generada por múltiples actores. Finalmente, la consideración de que no se puede predecir el futuro, de manera que es fundamental entender el pasado para ser capaces de evitar errores en el futuro, teniendo en cuenta que se desconoce la posible evolución de las sociedades del mundo.

Procesos y tendencias globales en la sociedad internacional:
Francisco Javier Casas, Director de la División de Coordinación y Estudios de Seguridad y Defensa, Ministerio de Defensa; Eduardo Serra, ex Ministro de Defensa, Presidente de Serra y Asociados y Presidente de Honor de INCIPE; y Emilio Lamo de Espinosa, Catedrático de Sociología en la UCM y Presidente del Real Instituto Elcano.

La globalización ha marcado un mundo en proceso de cambio, adaptándose al nuevo panorama internacional. La sociedad actual es heterogénea, marcada por un espacio fragmentado e interdependiente. Las nuevas tecnologías han marcado un aumento en la comunicación y cooperación transnacional, permitiendo a los individuos la capacidad de diseñar su propio mundo. La determinación de encontrar alguna forma de orden en todos los cambios que se están produciendo en este siglo está aumentando en la UE. Como actor relevante de seguridad mundial, la influencia de los recursos y organizaciones creadas por la UE ha crecido considerablemente, y en cualquier crisis global o regional en otras partes del mundo, la UE ha proporcionado apoyo financiero y un sistema para la resolución de los problemas derivados de la misma. Es importante constatar que, desde el 2005-2006, la amenaza del terrorismo internacional se ha expandido considerablemente, tanto en la perpetración de ataques tangibles como virtuales, si bien la UE dispone de agencias y organizaciones preparadas para dar una respuesta eficaz a los problemas derivados d este fenómeno. Así, la UE ofrece su cooperación en las diversas crisis mundiales, con carácter financiero y político, a fin de crear normas para estabilizar las regiones en conflicto.

De ese modo, Europa ha demostrado su capacidad de influencia global en materia de seguridad y defensa, propia del nuevo orden internacional. Sin embargo, el término “orden” no es la mejor definición del panorama actual, siendo más acertado el término “desorden internacional”, debido al ambiente tenso de la política global y a su posibilidad de cambio, drástico o no.

Las potencias mundiales están cambiando el orden, y ejemplo de ello es el crecimiento económico exponencial de China en 2014, sobrepasando a Estados Unidos. Se puede apreciar esta convergencia y difusión tecnológica que se está desarrollando en el segundo y tercer mundo, lo que proporciona a determinados países potencias de las que no disponían en el pasado, y constituyéndose como actores relevantes a escala internacional. Cuando incorporan la ciencia y la investigación, tienen la oportunidad de crear una economía de mercado, con poderes políticos, y aún militares, con los que actuar. Sin embargo, es preciso constatar que esto se trata de poder duro, pues no necesariamente cuentan con el soft power que tienen países como Estados Unidos, con capacidad para imponer este poder en casi todas las regiones del mundo.

En la clausura del seminario, Vicente Garrido, Director General de INCIPE, y Juan Antonio Moliner, Director del Gabinete Técnico del Secretario General de política de Defensa, Ministerio de Defensa, concluyeron sobre la idea de que la UE, y más concretamente España en el seno de la institución como un actor principal, reconoce la importancia de la industria de la defensa y, junto a su cooperación con la OTAN, se constituye como una entidad fundamental para la propagación de la paz mundial.

Emma Bass
INCIPE