La presencia de Francia en la Unión Europea ha sido uno de los temas centrales de las pasadas elecciones francesas, en las que finalmente Emmanuel Macron, firme defensor de la permanencia de Francia en la Unión Europea, ha resultado vencedor. Y es que la Unión Europea no puede disociarse de Francia, puesto que la concepción misma de la UE tiene su origen en este país. Gracias al esfuerzo realizado por los países que han ido integrándose paulatinamente en esta organización regional (única en el mundo), se ha convertido en la primera potencia industrial y comercial del mundo. Sin embargo, parece que, si bien los dirigentes y élites gobernantes europeos continúan impulsando la integración de la UE, no han conseguido implantar estas ideas en su ciudadanía, para la que el mercado único es algo intrínseco de su sistema y no pertenece a esa generación que fue parte de la Europa de fronteras.
En Francia este euroescepticismo viene de lejos, puesto que ya tras la caída del muro de Berlín y la consecuente expansión de los límites de la Unión, el país comenzaba perder la influencia con la que contaba y su visión sobre los beneficios de la integridad europea comenzaba a ponerse en duda. La situación actual no ha hecho más que agravar esta percepción: una economía muy estatalizada, la excesiva influencia sindical o las altas cargas sociales a la agricultura o la industria han provocado una pérdida en la competitividad que ha caracterizado a este país. Frente a esta coyuntura sus habitantes han encontrado en la Unión Europea su chivo expiatorio. En esta pasada campaña electoral, hasta los partidos tradicionales como los republicanos o los socialistas se han mostrado tibios a la hora de defender su permanencia en la Unión Europea.
Sin embargo, pese a las reticencias que puedan existir Francia ha elegido continuar respaldando la Unión Europea, convirtiendo a Emannuel Macron en Presidente de la República Francesa. Éste europeísta acérrimo ya ha realizado los primeros pasos que refuerzan esta idea como reafirmar el pacto franco-alemán o manifestar su deseo de reforzar el mercado común europeo frente a mercados internacionales. Sin duda, éste hecho supone un triunfo de los defensores de una Europa unida y Francia recupera y refuerza así el liderazgo de la UE. Este es un aspecto fundamental para España, siendo éste país el primer aliado de su vecino francés y el segundo socio comercial por detrás de Alemania.
El Desayuno de Trabajo se clausuró con un turno de preguntas en el que se han debatido cuestiones como las causas del extremismo islámico en Francia, el poder de los sindicatos en Francia o los posibles resultados de las próximas elecciones legislativas de junio.
Helena Arrizabalaga