El terrorismo afecta a todas las capas de la sociedad, no existe una sola fórmula para acabar con este fenómeno. La cooperación internacional se presenta como un elemento necesario para hacer frente a una cuestión que es más trasnacional que nunca y que fácilmente se difumina entre la seguridad interior y exterior de los Estados.
Cuestiones como la radicalización, los retornados y desplazados, el resurgimiento de la extrema derecha, la utilización de viejos y nuevos métodos por parte de grupos terroristas, la rehabilitación y la reintegración de sociedades vulnerables y la utilización de la red marcarán los grandes retos actuales a los que tendrán que hacer frente los Estados y organismos internacionales. Frente a los tradicionales campos de batalla de Oriente Medio y el norte de África no hay que olvidarse de escenarios como el Sudeste Asiático y América Latina.
No son pocas las respuestas que están dando las instituciones a este desafió. La reforma española del código penal adapta la legislación a las nuevas formas de terrorismo. La estrategia integral contra el terrorismo internacional y la radicalización se centrará en prevenir, perseguir, proteger y responder. La UE también está actuando en este sentido dando prioridad a la prevención. Por último, Naciones Unidas también cuenta con una estrategia contra el terrorismo global. Esta batería de medidas marcarán nuestra capacidad de actuación frente a esta cambiante amenaza.
Fernando Arévalo