El pasado 1 de enero de 2020 Croacia asumía por primera vez, desde su adhesión en 2013, la Presidencia del Consejo de la Unión Europea. Esta Presidencia cierra un ciclo de reconocimiento que ha durado tres décadas de transición -política, económica y social- para Croacia. Con seis meses por delante, la Presidencia croata ha llegado en un momento crucial para la Unión Europea. Especialmente por dos hitos: el inicio de un nuevo ciclo institucional y legislativo –con la correspondiente recomposición de las instituciones europeas– y la retirada de Reino Unido de la Unión Europea. En un nivel general, la desigualdad en el desarrollo económico, el aumento de la migración, las olas de desinformación, el cambio climático y el ascenso del populismo son otros de los retos a los cuales la Unión Europea pretende dar una respuesta contundente y cohesionada.
Así pues, con estos objetivos por delante el país croata apostará por el diálogo interinstitucional como herramienta fundamental para conseguir unidad entre los Estados miembros. Prueba de ello son los 165 eventos que se celebrarán en Zagreb, los 52 que se celebrarán fuera y las más de 1400 reuniones que se esperan convocar en Bruselas. Como prioridades, la Presidencia de Croacia se centrará en la consecución de los objetivos establecidos en la Agenda Estratégica 2019-2024, los propios intereses nacionales, los objetivos convenidos en el trío presidencial que comparte con Rumanía y Finlandia –países predecesores en 2019– y el inicio de las negociaciones tras la retirada de Reino Unido.
Para ello, Croacia ha construido su programa presidencial alrededor del lema: «Una Europa fuerte en un mundo de retos». Centrará sus esfuerzos en conseguir “una Europa que prospere, conecte, proteja e influya”. Para alcanzar el objetivo programático, Croacia propone encauzar el mercado único hacia la inversión en I+D, la digitalización y el desarrollo de nuevas habilidades para los puestos de empleo del futuro. Del mismo modo, apostará por políticas que aumenten la calidad de vida; nuevas regulaciones que protejan el medio ambiente, y reviertan el declive demográfico son algunos ejemplos de ello. Otras políticas dirigidas a mejorar la conectividad de la Unión fortalecerán las infraestructuras, redes digitales, telecomunicaciones y transporte del continente.
Por otro lado, asegurar una Europa libre, segura y justa se ha convertido en una de las prioridades de más alta relevancia a nivel europeo. Un control más efectivo de las fronteras exteriores, así como lograr un acuerdo más sostenible sobre el Sistema Europeo Común de Asilo (SECA) son las principales propuestas que alienta el programa croata. Por último, Croacia aboga por una Europa influyente, cuyo liderazgo le diferencie como actor global. La única manera de lograrlo, según la Presidencia croata, es mediante un multilateralismo más activo. La rigurosa implementación de la Agenda 2030, la promoción constante de valores e intereses europeos y una cooperación más estrecha con la OTAN son instrumentos clave para este cometido.
Finalmente, el programa hace especial énfasis en las relaciones con los países vecinos, especialmente los Balcanes occidentales. La presidencia croata luchará por una política de ampliación estable y segura que promueva el desarrollo económico y la cooperación regional con el sudeste europeo.
Nicole Pretell