Con vistas de ser el trato del siglo, el Plan Trump para alcanzar la paz en el Medio Oriente se presenta como otro intento más de llegar a un acuerdo entre el pueblo judío y el palestino. Dentro de las diferentes propuestas de paz que se han presentado en los últimos años quizá deberíamos destacar el plan que en 2008 lanzó el entonces Primer Ministro de Israel, Ehud Olmert, como el más verosímil. Propuesta que el Presidente de la Autoridad Palestina, Abu Mazen, dijo que iba a estudiar, pero Olmert renunció antes de que este se decidiera. parelelamente, el interés de Estados Unidos por la región se concretó en un par de ocasiones previas a la actual propuesta de Trump: por un lado, con las negociaciones del año 2000 con Clinton; y, más tarde en 2013, con el intento de mediación del Plan Kerry.
El contenido de las casi 200 páginas del Plan Trump se puede dividir en tres partes. La detallada propuesta estadounidense empieza por una extensa introducción en la que se recalca la necesidad de autodeterminación, seguridad y calidad de vida de los palestinos en un acuerdo que satisfaga las aspiraciones legales de ambas partes. Las dos siguientes partes versan sobre política -constituyendo el principal acicate para los israelíes- y económica -acicate de los palestinos-. La propuesta política concede el control fronterizo, la seguridad y la ciudad de Jerusalén a Israel. Asimismo, los palestinos obtendrían mucho menos territorio que en propuestas internacionales previas. En el caso de Jerusalén, se contemplaría ceder al pueblo palestino barrios periféricos, situados fuera de la muralla. Los ciudadanos palestinos que se encuentren en territorio israelí tendrían la posibilidad de elegir si ser israelíes o no. En cuanto al control de los refugiados, se establecería un mecanismo de reparación que no ofrece el derecho a retorno. En cualquier caso, para volver a Palestina tendrían que cumplirse ciertas condiciones.
El ámbito económico, qcuyas líneas de trabajo comenzaron a divulgarse en junio, recuerda ligeramente al Plan Marshall de los años 50 implementado en los Estados Unidos. Recaudando cincuenta millones de dólares de todo el mundo, las medidas económicas buscan impulsar y mejorar los negocios, infraestructuras, sistemas de rutas, carreteras y demás complejos materiales de Palestina.
Con cuatro años por delante para deliberarlo, el Plan Trump tiene como mayor ventaja promocionar cambios territoriales de manera pacífica. No obstante, Palestina obtendría el 14% del territorio y una soberanía más bien limitada. ¿Su mayor desventaja? No reconocer la narrativa palestina. Con la aprobación de Netanyahu, quien busca labrarse el camino para ser reelegido como Presidente, habrá que esperar para ver los efectos e implicaciones a largo plazo de esta nueva propuesta de paz.
Nicole Pretell